Durante los años 90 la explotación de las posiciones satelitales (72° y 81° Oeste) otorgadas a la Argentina por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo perteneciente a la ONU (ITU por sus siglas en inglés), estuvieron concesionadas a la empresa NAHUELSAT, un consorcio privado formado por empresas de origen europeo, la cual puso en órbita en el año 1997 el satélite Nahuel I con una expectativa de vida de 15 años.
Ya para mediados de la década del 2000 y observando que la empresa NAHUELSAT no tenía el interés de realizar el programa para colocar en órbita el satélite Nahuel II, el cual reemplazaría al anterior, Néstor C. Kirchner, con una mirada estratégica y profundamente soberana, resolvió estratégicamente defender las órbitas, recuperar para Argentina el servicio satelital, hacerse cargo de la empresa NAHUELSAT junto con su satélite y crea a través de la ley N°26.092 la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales S.A. – ARSAT con el objeto de diseñar, desarrollar, construcción en el país, lanzamiento y/o puesta en servicio de satélites geoestacionarios de telecomunicaciones junto con la correspondiente explotación, uso, provisión de facilidades satelitales y/o comercialización de servicios satelitales y/o conexos. Esta decisión fue fundamental ya que el diseño y construcción de un satélite de comunicaciones debe realizarse con suficiente tiempo a su puesta en órbita y si la posición orbital no se encuentra cubierta, ya que son un recurso escaso, se corre el riesgo de perder la misma. Si Argentina perdía las órbitas, el organismo internacional debía adjudicarlas a otro país que las demandara siendo Gran Bretaña una de las grandes potencias deseosas de adquirir nuevas posiciones.
Soberanía satelital-El sueño del satélite propio es una realidad
